La contaminación del aire puede perjudicar la memoria a corto plazo y al cociente intelectual

feb 17, 2015
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Enviado por: Troposfera
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Una investigación realizada por científicos de Estados Unidos, México y Canadá, ha determinado que la contaminación atmosférica típica de las grandes ciudades puede perjudicar a la memoria de corto plazo, al coeficiente (cociente) intelectual y a tasas metabólicas cerebrales. Los niños que viven en ciudades con una polución importante del aire tienen un riesgo mayor de sufrir estos efectos perjudiciales para el cerebro.

Lo descubierto por el equipo de la Dra. Lilian Calderón-Garcidueñas, de la Universidad de Montana en la ciudad estadounidense de Missoula, revela que las personas que están expuestas desde su niñez y durante buena parte de su vida a concentraciones de sustancias contaminantes del aire, incluyendo la materia particulada fina, que superan los niveles máximos considerados aceptables por la normativa de Estados Unidos y las de otras naciones, tienen un riesgo mayor de inflamación del cerebro y de cambios neurodegenerativos, incluyendo la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson.

El estudio encontró que los niños clínicamente sanos que viven en entornos contaminados y que también poseen cierta variante de un gen, APOE épsilon 4, ya conocida por incrementar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, muestran respuestas cognitivas mermadas, en comparación con los niños portadores de otra variante, APOE épsilon 3.

El área metropolitana de la Ciudad de México es un ejemplo de crecimiento urbano extremo así como de grave contaminación ambiental, donde 8 millones de niños se ven expuestos involuntariamente a concentraciones dañinas diarias de materia particulada fina en el aire, desde su concepción. Otras grandes ciudades del mundo se hallan en la misma situación, y numerosas urbes se aproximan.

En el estudio se comparó a dos grupos de niños que viven en Ciudad de México. Las comparaciones se hicieron a través de múltiples variables, incluyendo la edad, el género, la situación socioeconómica y la educación, entre otras. Después, se comparó a los niños portadores de la variante épsilon 4 con los portadores de la épsilon 3, y se encontró que los primeros tenían tres alteraciones notables. Presentaban déficits de memoria de corto plazo, un cociente intelectual que si bien estaba dentro de los límites normales medía 10 puntos menos, y cambios en metabolitos clave en el cerebro, que se asemejan a los de las personas con enfermedad de Alzheimer.

Los resultados se añaden a los de estudios previos que sugieren que los portadores de la variante 4 podrían tener un riesgo mayor de desarrollar el Mal de Alzheimer de forma temprana si residen en un entorno urbano contaminado.

Todo apunta a que una exposición continuada a la polución urbana del aire provoca un rendimiento cognitivo inferior y cambios cerebrales metabólicos que podrían llevar a una aceleración de los cambios neurodegenerativos.

La contaminación del aire es un tema muy preocupante de salud pública, y las exposiciones a concentraciones excesivas de sustancias contaminantes del aire han sido relacionadas con la neuroinflamación y la neuropatología. Solo en Estados Unidos, 200 millones de personas viven en áreas donde las sustancias contaminantes como el ozono y la materia particulada fina exceden a menudo los niveles máximos aceptables.

El ozono es útil a gran altura, donde forma un escudo que nos protege de las radiaciones llegadas del espacio. Sin embargo, a baja altura suele hacer más daño que bien. Procesos antropogénicos como la combustión de gasolina generan indirectamente un aumento del ozono a baja altura.

Existen asociaciones notables entre las exposiciones a materia particulada y un aumento de la mortalidad debido a derrames cerebrales, enfermedades cardiovasculares y problemas respiratorios.

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