La lactancia materna protege de la contaminación del aire, según un estudio

may 20, 2015
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Enviado por: Troposfera
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Los beneficios de la leche materna son conocidos: promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas. Ahora, un estudio desarrollado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) afirma que el efecto nocivo de las partículas contaminantes PM2,5 y el dióxido de nitrógeno (NO2) desaparece en bebés amamantados con leche materna en los primeros cuatro meses de vida.

Según la investigadora y autora del estudio, Aitana Lertxundi, se ha detectado que existe una relación inversa entre la exposición a estas partículas y el desarrollo motor de los bebés. En este sentido, la investigadora destaca que «los índices muestran una alteración frente a la generalidad y, aunque no son preocupantes, sí son significativos al mostrar la relación que existe entre la calidad del aire y desarrollo motor».

El estudio ha analizado las muestras tomadas a 638 mujeres embarazadas y a sus bebés cuando tenían quince meses de edad. Comenzaron el seguimiento en 2006 cuando las madres estaban embarazadas y continúa en la actualidad, con las niñas y niños que ya han cumplido los ocho años. Son habitantes de los valles del Goierri-Alto y Medio Urola, zona de Guipúzcoa donde se entremezclan la actividad industrial (once industrias siderometalúrgicas), la actividad rural, zonas residenciales y el paso de la carretera Nacional.

Partículas en suspensión

Las partículas PM2,5 miden menos de 2.5 micras, es decir, son cuatro veces más delgadas que un cabello y están en suspensión en el aire. Al ser tan pequeñas penetran con facilidad en el cuerpo, y al pesar tan poco se expanden sin dificultad por el aire y se alejan desde el foco inicial de emisión. La composición de estas partículas neurotóxicas depende de las fuentes de emisión de la zona.

El área de estudio INMA (Infancia y Medio Ambiente) Guipúzcoa presenta una elevada presencia de partículas neurotóxicas formadas por plomo, arsénico y manganeso procedentes de la actividad industrial y el tráfico. En comparación con medios urbanos, donde la fuente principal de contaminación es el tráfico, esa concentración es menor.

La investigación se ha desarrollado en el marco del programa de Infancia y Medio Ambiente del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco y ha sido publicado por la revista científica «Environment International».

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