Ésta es una de las conclusiones de la ponencia Enfermedades emergentes y reemergentes producto del cambio climático, presentada por Antonio Díez Pérez y Mª Paz Gallardo Delgado, técnico en Cuidados de Enfermería del Hospital Gregorio Marañón y del Hospital del Tajo de Madrid respectivamente, durante la última jornada del XXVI Congreso Nacional, organizado por la Fundación para la Formación y Avance de la Enfermería (FAE) y el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), que durante tres días puso sobre la mesa los nuevos retos a los que se enfrentan los profesionales técnicos en sus centros asistenciales.

Asimismo, apuntaron que el aumento de los viajes, del turismo, del comercio y de la migración incrementan el riesgo de introducción accidental tanto de los vectores transmisores de enfermedades, como de los agentes patógenos. Por ello, se hace “imprescindible” la puesta en marcha de un compromiso “globalmente vinculante” para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero y “estabilizar” el clima mundial, siendo uno de los principales puntos del acuerdo la “protección de la salud y el bienestar, lo que se conseguirá fortaleciendo los sistemas de salud para adaptarlos al cambio climático y educando a la población”.

La actuación ante el ébola y la gripe centran dos conferencias

María Barros Rodríguez, TCE del Hospital Son Llátzer de Baleares, expuso ayer la ponencia Actuación del TCE frente a un caso de sospecha de ébola en un hospital de segundo nivel. “La infección por el virus del ébola es una auténtica amenaza para la salud pública, sin embargo, existe un gran desconocimiento sobre ella”, planteó Barros.

Por ello, desde la planificación de la actividad de un centro sanitario se hace necesaria una cooperación y coordinación efectivas entre todos los actores con el fin de garantizar que todos los profesionales, con independencia de su vínculo laboral, reciban la información y las instrucciones adecuadas en relación con los riesgos existentes, así como de las medidas de protección, prevención y emergencia correspondientes.

La técnico consideró fundamental elaborar un protocolo de actuación ante un paciente con sospecha de ébola y organizar sesiones formativas de colocación y retirada de los equipos de aislamiento y protección individual, pues el conocimiento específico ante una situación como el contagio por este virus es “fundamental para estar preparados y poder identificar las necesidades de las personas con enfermedades altamente contagiosas, de tal manera que podamos dar una buena asistencia sanitaria al paciente y correcta información y atención psicológica a la familia”, explicó Barros.

Por su parte, Montserrat Ferreiro Albaladejo, TCE del Hospital Lucus Augusti de Lugo, durante su intervención La gripe, una pandemia mundial. “La vacuna antigripal previene en un 70-90 por ciento el riesgo de contagiarse por el virus de la gripe en los adultos y evita entre un 50 y un 60 por ciento de las hospitalizaciones y el 80 por ciento de los fallecimientos derivados de las complicaciones asociadas a la infección gripal”, estimó la técnico.

“Cada año mueren entre 250.000 y 500.000 personas en todo el mundo –entre 40.000 y 220.000 en la Unión Europea– como consecuencia de la gripe. Por ello, la vacunación es imprescindible”, indicó Ferreiro.

“El 56% de las infecciones adquiridas en los hospitales se puede prevenir”

Pedro Alamillos, director de la Unidad de Gestión Clínica. Prevención, promoción y vigilancia de la salud del Hospital de Jerez (Cádiz), presentó en Medicina preventiva por la globalización las consecuencias de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria a partir del estudio ENEAS 2005 –Estudio Nacional de Efectos Adversos ligados a la hospitalización– del Ministerio de Sanidad y Consumo, que indica que el “56,6 por ciento de los efectos adversos relacionados con estas infecciones adquiridas en los hospitales españoles se hubieran podido prevenir”. En el año 2006 se demostró que tras la aplicación estricta de una serie de medidas básicas de prevención de infecciones, “la tasa de bacteriemia relacionada con los catéteres venosos centrales se podía reducir en un 66,3 por ciento”.

Estas infecciones, prosiguió Alamillos, son un problema de salud pública debido a su “elevada incidencia” y sus consecuencias, que pasan por agravar la enfermedad, aumentar la mortalidad, causar discapacidad y elevar los costes asistenciales. Sin embargo, su prevención, basada en la mejora continua, la revisión de los sistemas de notificación y la vigilancia, alerta e investigación, ayuda a controlar su incidencia. En este sentido, a nivel práctico destacó la higiene de manos como la mejor estrategia para evitar la “globalización de estas infecciones", concluyó este experto.

Clausura de un Congreso con gran nivel profesional y científico

La jornada de trabajo concluyó ayer con la clausura de esta XXVI Congreso Nacional de Técnicos de Enfermería y Técnicos de Farmacia, en cuyo acto estuvieron presentes el director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Carlos Jesús Moreno Sánchez; el consejero de Sanidad, Abdelhakim Abdeselam Al-Lal; el director gerente del Hospital Universitario, Justo Ostalé; la presidenta de FAE y secretaria general de SAE, Mª Dolores Martínez Márquez, y la presidenta de esta edición y secretaria de SAE en la ciudad, Mª Dolores Domínguez.

Domínguez aprovechó el acto para agradecer la colaboración de las instituciones; la presencia de los congresistas “sin los que no sería posible este Congreso”; el trabajo de los comités Científico y Organizador y a la implicación de los compañeros de SAE Ceuta. Martínez alabó la conjugación de “trabajo, ocio y cultural” en los últimos tres días y anunció que la sede que acogerá el Congreso en 2016 será Toledo, el cual versará sobre los lesionados medulares.

Por otro lado, Ostalé felicitó a los organizadores y asistentes por el valor que, para Ceuta, “tiene que pensárais en aportar vuestro conocimiento y vivencias” en la ciudad así como destacar el “gran nivel profesional y científico” del programa. Abdeselam señaló que organización y participantes cumplieron tres pilares: formación, elevada cifra de asistencia y la contribución en conocimiento asistencial y terapéutico.

Moreno indicó que no hace demasiado tiempo se consideraba que el sistema sanitario se basaba en “grandes inversiones, infraestructuras y el mejor equipamiento tecnológico”, pero “no sirven de nada sin los profesionales que los manejan”, convencimiento al que se tuvo que llegar al “sufrir una difícil situación económica” que, consideró, “estamos logrando superar”.

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